sábado, 2 de febrero de 2008

Conspiración

Hoy el mundo conspiró en mi contra. A las cinco de la tarde nos ibamos a juntar con el Jaime a charlar de la vida, en el mol Florida. Quedamos en que nos veríamos en la boletería del Metro Mirador, y ahi estaba yo a las cinco de la tarde. Me fue a dejar el Felo, mi mamá y el Pancho en el auto, porque como ahora el Felo tiene licencia ellos iban a pasear al cajón del Maipo a comerse un mote con huesillo en el camino y a otras cosas que no sé que son porque no fui para juntarme con el Jaime.

Y bueno. Lo esperé media hora y no llegaba. Lo llamé de un telefono público y me dice "no puedo, estoy pal pico de enfermo". Me dió rabia, pero no tanta, le corté y llamé a la casa de la Carol. La mamá me dice "no Cata, se fue al shopin, al vespucio". Entré al Florida Center y de allá llamé a la Carol que me dice "no Cata, me fui a Quinta Normal con el Carlos, llama a la Daphne ella está en su casa". No la llamé. Me dió rabia estar sola en el mol, sin haber comido nada en todo el día, y a las 5 y tanto de la tarde. Fui a comprarme unas toallas para la playa (a eso también había ido al mol), y después de el dos por uno en toallas que encontré en Almacenes Paris, me fui a tomar el colectivo a Curtiduría para ir a ver a la Daphne.

Me obligué a caminar hasta Gerónimo y llamé a la puerta de la casa de mi amiga. Nada. Llamé de nuevo, y alguien se asomó fugazmente por la ventana del frente. Al rato salió su abuelo, el Toño. "no, la Daphne anda en Chambala, en las Viscachas". Me fui a mi casa loco. No iba a seguir paseandome en vano por las calles, y eso que podría haber ido donde la Frana, pero estaba aburrida y si la Frana no estaba me iba a deprimir por esta conspiración sin-querer-queriendo de mi entorno directo. Caminé de la casa de Daphne a la mía. Y cuando llegué por fin, me di cuenta de que no tenía llaves.
Tan estúpida.

Mi familia en el Cajón del Maipo y yo afuera de mi casa, sin llaves y con el candado de la puerta puesto. Traté de abrir la puerta del portón por abajo pero es imposible.

El Tritón por el otro lado, me lamía infinitamente la mano que asomaba por abajo para poder abrir el portón, pero no funcionó.

Al final fui donde el vecino de atrás y le dije "sabe Don Domingo, me quedé afuera, ¿sería tan amable de prestarme una escalera para pasarme por la pandereta?" y el viejito me ayudó.

Yo con senda bolda de Almacenes Paris y un jugo de naranja de litro y medio en el brazo, y el banano con mi documentación pasandome a duras penas por la pandereta de la casa del vecino.

Qué vergüenza Catalina por Dios. Al fin, cuando me pasé y le dije "muchas gracias" a Don Domingo, me dispuse a entrar a mi casa. TODO CERRADO. Me frustré. ¿Cómo es posible que no pueda entrar a mi propia casa?.

Ahora entiendo porqué no nos han robado nunca. Es más díficil entrar a la casa que salir de ella. Después de empujar todas las ventanas para ver si alguna estaba suelta, o a medio abrir, por fin me dí cuenta de que a la ventana de mi mamá le faltaba un vidrio.
La abrí y entré.

Pensé: Hoy el mundo conspiró en mi contra.

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