martes, 2 de noviembre de 2010

Algo.

Escondo mis ojos de los tuyos por temor a no poder despegarlos jamás.
Vacío cada cierto tiempo mis memorias para que la nostalgia no me haga tropezar.
Intento que no me descubras para que el tiempo se distienda más...

No, imposible escribir en rima. Lo mío era, es y será la prosa.
He pasado los últimos días soñando con lo que sería un idilio hermoso si es que llegase a pasar en realidad y eso me tiene comiendo libélulas hace muchos meses. Pero me las como sola, o al menos eso es lo que yo sé.

Torpemente intento que esto no pase más allá de mis gestos, mis cuerdas vocales están mudas de represión al sentimiento. Se me imagina que en la garganta tengo una pelota gigante, así como un huevo de cáscara gris traslúcida que deja ver el interior dorado que no dejo salir por temor al rechazo. Lo mismo en el corazón.

El otro día vi sus ojos fugazmente. Creo que fue la mirada fugaz más intensa que sentí desde hace mucho. Yo solo atiné a sonreír y huir. Como siempre. Debería agarrarme y no soltarme más. Yo feliz.

martes, 26 de octubre de 2010

De ti.

Si pudiera filtrar mis sueños de la realidad, no cambiaría nada.

domingo, 24 de octubre de 2010

Vuelve.

La primera vez que lo vi, también fue la primera vez que audicionaba para algo en mi vida. Recuerdo que cuando salimos del ese primer ensayo, y con Álvaro caminamos en vez de tomar el metro (lo hacemos para conversar mejor), le dije "Él tiene un aura especial, un quéséyo" de esos que te hacen querer saber el nombre, qué hace, de donde vino y para dónde va. No le dije nada más porque suele pasar que mientras más gente sabe lo que uno está sintiendo, se hace real, cada vez más tangible. Pero resulta que ya es un poco tarde para eso.

Me fui un mes a pasear por Europa. Me encargaron de todo, desde una coca cola de España (una amiga), magnetos para el refrigerador(mi abuela), un whisky de Escocia (mi padre) hasta piedritas de cada lugar que visitaba (él). Mientras me llenaba el muro de facebook con vuelve's, yo me debatía entre tirar con mi compañero de habitación (y sufrir las consecuencias que eso atraía) y el pensar constantemente en esos insistentes posts que copaban toda una pantalla, como prometiéndome algo lindo y cálido en Chile. Opté por lo último que parecía mucho más prometedor y me dediqué a ignorar rotundamente a mi compañero.
Cuando volví al país no hubo mayor diferencia de la que había cuando me fui. Como si el tiempo realmente no hubiese pasado, incluso, como si hubiese habido un retroceso. Hubiera querido una recepción más cariñosa, sobre todo de parte de él. "Estoy aburrida Paty, yo le paso sus piedritas y me olvido". Me olvido. Claro, huye. Siempre lo mismo. Pero es que tal vez... no, no quiero empezar con los talveces ni quizaces ¿para qué? ¿para amargarme la vida? Es muy corta para eso. Debería concentrarme en hacer mis cosas bien y dejar de buscar su mirada en las presentaciones, dejar de querer que me abrace siempre y dejar de soñar estupideces (dicen que cuando soñamos, en ese estado de inconsciencia se manifiestan a través de los sueños nuestros más profundos deseos). Me molestan algunas actitudes, como que me agarre para el huebeo diciendo la palabra "amor" cada vez que puede. Yo no pretendo quedar como bruja histérica, ni nada de eso, es solo que me molesta porque para mi no es un chiste tener que reprimir ciertas ganas, cuando me pasan cosas por alguien. Me es extremadamente difícil.

Pensándolo bien ¿por qué me he estado reprimiendo? ...si la vida es tan corta como creo yo ¿no debería hacer completamente lo opuesto a lo que he estado haciendo? Esperar a que algo pase por obra y gracia del Espíritu Santo es como esperar que la Tierra deje de girar (que por cierto, seria una catástrofe atroz según Discovery Channel).
Ok, lo logré. Una vez más no sé qué hacer. Si estáis leyendo esto no me aconsejéis, porque estoy segura que será para peor. Ya tengo bastante con mi mentalidad de mujer hormona-dependiente como para que me llenen aún más la cabeza con datos para revolver mis senti/pensa-mientos. La vida debería ser más fácil. Una debería nacer, crecer, reproducirse y morir. Fácil. Como te enseñan en los libros de ciencias naturales cuando uno es pendejo. No te advierten que hay muchas otras cosas entremedio que hay que hacer, sentir y vivir.

ADVERTENCIA: El amor puede producir calores al corazón, irracionalidad, alucinaciones en estado de conciencia, insomnio, pérdida de la razón y sensaciones extrasensoriales maravillosas. Es de su exclusiva responsabilidad. Úsese y manéjese con precaución (o sin ninguna).

miércoles, 21 de abril de 2010

Premonición?

Siempre pasa tanto tiempo desde la última vez que escribí acá. He dejado varios proyectos personales inconclusos, en stand by. Pero me perdono una vez más y me reconcilio.
Hace un tiempo atrás renuncié a mi trabajo. Según mi madre y el médico general que me hizo visita, tenía un estrés con principio de depresión. Y claro, si lloraba por casi todo. El año nuevo fue nefasto, con decirles que el mismo 31 de diciembre del 2009 tomé el auto a las 1 de la tarde y partí sola, llorando a mares, y con un cd de música poco alentador, hacia Villa Alemana a pasar el año nuevo sentada en un sillón viendo los fuegos artificiales de Viña por la tele (me demoré 6 horas en llegar, el taco era horroroso).
Después de eso me di cuenta de que no era normal pasar por tanto sufrimiento auto impuesto, ni mucho menos por un par de lucas al mes que a las finales me gastaba más de la mitad en puro almuerzo y locomoción. Decidí renunciar después de dos semanas de licencia médica, dos cajas de Noptic para dormir y Flouxetina para lavantar el ánimo. No está de más decir que tuve que ir con mi tía a renunciar, porque el solo hecho de afrontar a ese hombre tan avasallador y terriblemente manipulador hacía que mi mente se nublara y ni si quiera formular un par de frases en mi cabeza. Mi tía me acompañó, la verdad fue mi voz y me defendió. El tipo, claro, se fue en mala, y mi tía me lo afrontó con uñas y dientes (en sentido figurado). Lo obligó a depositarme 80 de las 170 lucas que me debía y al final nos tuvimos que ir porque amenazó con llamar a carabineros si no nos ibamos del lugar. Lo único que le dije fue "yo para acá no vuelvo más". No me importaba la plata que me debía. No valía la pena luchar por un par de papeles impresos que más que nada sirven para comprar cosas inverosímiles que se gastan en un par de días.

No mucho tiempo después tuve un sueño. Todavía era verano y no fue una de esas noches calurosas. Soñé que aún no había finiquitado el asunto de la renuncia y que mi ex jefe aún me debía dinero. Había ido a un edificio de cristal, alto, muy alto y con un ascensor grandioso y dorado al centro de este magnífico edificio circular. Para subir a las oficinas donde supuestamente estaba la empresa de este tipo que me debía dinero, yo tenía que subirme al ascensor y llegar a una plataforma que subdividía los diferentes pisos con oficinas. Bien, subí y no estaba, asi que volví al lobby y observé a la gente. Derrepente lo ví subir a este gran ascensor y quise seguirlo pero ya se habían cerrado las puertas y no pude subir. Cuando me dirigía a las escaleras de emergencia para subir por ellas, escuché un gran estruendo y vi que el ascensor de cristal y oro, había caído espectacularmente y se había echo añicos en el suelo, con toda la gente en él. No había sangre pero sí cuerpos apretujados en posiciones extrañas en medio de los vidrios y el dorado que salpicaban todo el lobby.
Como si no fuera gran cosa, miré el accidente y me volteé a seguir subiendo por las escaleras. Como si eso fuese lo que siempre debí haber echo. Subí por unas escaleras que ya no eran de vidrio, sino que a cada peldaño parecían más y más viejas, antigüas... al final de la escalera, que no tenía más de unos 10 escalones había una puerta oscura. Al abrir la puerta no encontré oficinas como yo creía, sino que habían ruinas. Un espacio abierto, un campo lleno con muchas estatuas, edificios y columnas en ruinas, con musgo encima por un humedad que yo no sentía. Era un paisaje hermoso.
Olvidé mi propósito, olvidé cómo había llegado ahí ni qué era lo que me llevó a subir las escaleras. Solo supe que estaba en el lugar correcto en el momento correcto. Hice lo único que podía hacer: recorrí las ruinas, mirando cada detalle. Muchas de las estatuas eran mujeres y hombres con túnicas, muy parecidas a las que se encontrarían en algún templo abandonado en Grecia. Llegué a una especie de balcón y abajo había una explanada de pasto bastante extensa, ahí habían dos pavos reales normales, pero con plumas blancas. Normalmente hay dos tipos de pavos reales, los normales y los blancos, pero estos tenían el plumaje de color y las plumas de la cola blancas. Para variar, eran hermosos.
Después el sueño cambió un poco y llegué a una casita como de cuentos, y adentro había algo así como un gran perchero lleno de disfraces, y dos niños jugando. No recuerdo nada más, creo que ahí fue cuando desperté.

Como no fue un sueño muy normal que digamos, me dediqué a recordar lo más que pudiese del sueño hasta que investigara el significado. A grandes rasgos el sueño significó que donde yo trabajaba no era un lugar seguro, que el ascensor se caería tarde o temprano y que yo había salido a tiempo. El que subiera las escaleras hacia unas ruinas y viera esos pavos reales, significó que recobraría o me daría cuenta de una sabiduría interna muy antigüa, que hasta quizás viniera de otras vidas y que la experiencia de sufrir tanto por este trabajo, que no me satisfacía y me estaba haciendo mal, gatillaría mi encuentro con esta sabiduría interna.

El sábado pasado me enteré que a la empresa no le está llendo nada bien, que muchos empleados se han ido y que incluso algunos han demandado al tipo en cuestión. El ascensor se caerá, yo ya lo presencié. Pero estaré ahí para vivirlo. Ya no.

Ahora estoy haciendo cosas que no requieren de dinero, sino que de compromiso y amor por lo que se hace. Creo que esto me llena más que pasar 10 horas metida en una oficina sin ventanas.
Señor. Lección aprendida.