
Por eso yo les digo ahora y aquí, a todos aquellos que lean este delirio incesante de cosas que tal vez sean producto de la fiebre nocturna que me aqueja hace ya varios días; les digo que más bello es el amor vivido que el dolor por lo perdido. Y por la cresta que me salió derrepente esa frase, porque en verdad tenía pensado escribir cosas nada que ver. Pero en fin.
Sé que soy capaz de más. Sé que la vida da demasiadas vueltas. De-ma-sia-das.
Y sé que soy una mina súper interesante y linda. Y no es por egocéntrica ni mucho menos, de echo, si no fuera porque hubo aquel que supo valorarme y confiar en mí, tanto como para llamarme todos los días por teléfono y contarme sus historias y sentimientos, y responder mis preguntar y todo eso; si no fuera por eso, todavía seguiría pensando en que soy la engendra más fea y repulsiva de este planeta.
Por eso, gracias. Gracias por hacerme ver que realmente puedo ser capaz de gustar, amar, decear, sufrir, reir, gozar, sentir, y vivir cosas bellas mientras crea y esté segura totalmente de que soy única, perfecta, y echa a la medida para alguien allá afuera, lejos, o quizás muy cerca.
Quién sabe. Ahora solo seré yo, y yo. Nadie más.
For a while.
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