jueves, 20 de julio de 2006

Siempre me cuesta poner el título, así que, lector, esta parte no vale, ¿bueno?



Y así como siempre me cuesta ponerle título a este asunto, es que me cuesta empezar a escribir, porque sigo sin tener un rumbo fijo. Nunca lo he tenido. Si hubiese sabido de antemano dónde iría a parar hace dos años atrás, nunca me hubiera imaginado algo como mi vida de hoy en día. Me hubiera imaginado a mi misma estudiando algo así como medicina veterinaria en alguna prestigiosa universidad. Pero gracias a Dios y a todos los santos, que eso nunca se hizo realidad. Aunque debo confesar con un cierto desinterés, que mi vida de hoy no me convence y no me alegra mucho. Sin embargo tiene sus pros y contras, que no correspondería escribir aquí (¿o si?...).

Bueno. El mundo gira y no lo podemos evitar, y aunque algún loco en gringolandia quiera cambiar el eje de la Tierra haciendo saltar a cientos de personas en el hemisferio norte, nadie puede detener el hecho de que la Tierra gira y gira y yo sigo soñando con cosas que nunca se detendrán (porque simplemente no puedo dejar de soñar) y, así como es probable que nunca se realicen por más que me esfuerce en planear y diseñar mi vida con elementos oníricos, no es seguro que lleguen a buen término.

Pero hay tantas cosas por hacer que no sé ni dónde empezar. Me aterra empezar algo y lo hace mucho más el hecho de terminarlo. Ése es MI problema. Me hace falta valor (pero está claro que para hacer el ridículo me sobra, ya sea a propósito o inconscientemente).

Dicen por ahí, que antes de llegar a este mundo, uno elige a los padres, a los hermanos, a la gente que se topará en su vida, los obstáculos y las alegrías, lo que tendrá que afrontar; y todo eso para que el alma logre un estado superior; y todo eso para que no tengamos que volver en cuerpo y alma a este mundo, ya que (según lo que dicen por ahí) solo venimos a este mundo para que nuestra esencia logre un estado de "satisfacción" puro y máximo y no regrese nunca más a esta pequeña masa de tierra con agua.


Pero yo no creo mucho en eso que suelen decir "por ahí" porque ¿para qué venir, si perfectamente podríamos nunca hacerlo?. Y es cuando "por ahí" me responden: "es el karma mijita". Pero entonces, ¿fue alguna vez pura nuestra alma y todo eso?. Yo creo que sí lo fue, y no sé para qué todo este asunto de venir a enmendar nuestros errores karmáticos a la tierra una y otra vez. No le encuentro la gracia. Además, sé que es estúpido pero, piensen en todas las cosas que se podrían evitar. Podríamos evitar (siguiendo con esta ideología), todos los sufrimientos que habíamos planeado para nuestra vida... pero... ¡un momento!... si evitáramos eso, también sería inevitable evitar las alegrías, los momentos felices, las cosas felices... las personas que nos hacen ser felices, y eso yo personalmente no lo cambiaría por nada del mundo, siquiera por no volver a este mundo. Por esa persona yo volvería una y otra vez a pagar todos los karmas del mundo si es que valiera la pena. Tengo mucha fe, pero "poco valor". Ya no creo. Valor si tengo. Lo que me falta es otra cosa, y no es de mi parte.

Como sea, queridos lectores. Sé que deben estar aburridísimos con este ensayo tan austero(?), pero escribir es un hobbie tan, pero tan catártico que me da mucha pena tener que hacerlo cada mucho tiempo, y es que no siempre sé por dónde empezar y no sé donde llegaré con tantas ideas que atraviesan y maltratan mi cerebro.

No hay comentarios.: