viernes, 15 de septiembre de 2006

“Por que hay que estar a la moda?”

Buena pregunta la que me hizo un amigo. O sea, la que me escribió un amigo hace poco en mi libretita con hojas de colores (ésa que ocupo como medio de desahogo y/u ocio cualesquiera que sea). Empecemos por lo más lógico que es el principio.

La moda.

Algunos piensan que hay que estar a ella. Digamos, ‘estar a la moda’. Hay que estar a la moda. Pero, ¿para qué estarlo?. ¿Qué es lo que nos dice que estemos a la moda, o sigamos ciertos estándares de ella?.

Pienso entonces que 'estar a la moda' quiere decir que de alguna manera seguimos los gustos de alguien, pero no sabemos con exactitud ninguna quién es el precursor de esa moda. Por ejemplo, ¿quién fue el primero, o la primera, en usar cintillo?, ¿O quién comenzó a usar cadenitas con figuras de santos?.

La primera respuesta que se me viene a la mente, para la primera suposición o ejemplo, es la necesidad de quitar el pelo de la cara y así permitir una mejor visión, pero para la segunda pregunta tengo una respuesta mas sencilla: la superstición.

Los santos no nos cumplen mejor si los llevamos colgados al cuello, ¿o si?. ¿Es mayor su eficacia si los llevamos cargando?, ¿o simplemente es costumbre?, ¿tal vez ‘moda’?.
Me gustaría saber quién fue el primero en colgarse del cuello a Jesús, o quién fue el que puso primero una plaquita en alguna animita del mundo, y a quién se le ocurrió que dos o más plaquitas se veían bonitas.

Pero vamos directamente a lo que nos confiere. La moda. ¿Qué significa seguir una o estar en la onda de la moda?.

Para eso tenemos revistas de moda, la moda de la televisión, la moda de la radio, la del diario, la moda idiomática, las jergas, la moda de los chilenismos, la moda política, la moda religiosa, la moda mediática, la moda musical, la moda de esto, la moda de esto otro, la moda de él, la de ella, la nuestra, y así, muchas modas.

Podría decir que todo es moda hoy en día, y no estaría tan errada al afirmar semejante atrocidad, porque al fin y al cabo todo lo es, y no me vengan con cosas de que ‘estas equivocada’ porque dígame usted, ¿acaso no ha imitado algo?.

Y con esta última pregunta quiero decir que todo se imita de alguna u otra forma, y además, son muy pocas las cosas originales a las cuales se les atribuye éxito en la época que se crearon. Un ejemplo de ello es el mismísimo maestro de la pintura surrealista (¿se nota mucho mi admiración por él?), me refiero a Francisco de Goya.

Así es queridos lectores. Este personajillo español de principio del siglo pasado (más o menos) pinto en su época en litografías casi reales, lo que él interpretó como su mundo interior: la burla, la lasciva interioridad de su mente, la locura, su pensamiento, las mounstrocidades que rondaban sus pesadillas y sueños, todo aquello que en su época fue tildado de herejía y censurado por la ‘Inquisición’. En fin. Todo el surrealismo habido y por haber que pueda tener la mente de un viejo y disparatado español. Pero ser así no es culpa de nadie. Todos tenemos algún tipo de disparate en la mente, en la cabeza (como el mío, el cuál, confieso con muy poca vergüenza ronda últimamente mi cabeza, que es romper ropa para crear otra que al final no me gusta pero igual uso, porque es mía y yo la hice para mí, y eso de andar con ropa que no es ‘hecha en china’ - en parte – me produce una rara satisfacción, hablen bien o no de mi grotesca creación, ya que mi intención no es crear la ‘moda de’ andar con mi misma ropa... ¡no!, es lo menos que quiero, sino, me abría ido directo a Patronato, en metro, y comprado una de esas poleras que venden al por mayor, o uno de esos polerones ‘a la moda’ con líneas de animales, ya sean cebras, tigres, leopardos, o quien sabe que otro ser viviente de la jungla).

Veámosle el punto malo a la cosa de la moda, y veámosle también el punto bueno.

Punto malo y punto bueno (fusionémoslos y entienda cada uno lo que quiera de lo que digo). La poca creatividad por parte de los usuarios seria parte de lo que llamaremos el punto malo. Ahora todo viene hecho. No sé si se han dado cuenta de eso, los tallarines, el arroz, el té, el poroto y el café, que viene hasta molido. ¿Dónde quedaron los días de la innovación, la creación creativa (valga la redundancia) y la imaginativa (palabra que creó Marcela Paz en ‘Papelucho’, para ser utilizada por Papelucho y para Papelucho, amén), o quizás nunca existieron?.

No. Eso si que no. Porque si no existieron esos tiempos entonces nada nunca ha sido ‘algo nuevo’. Y aquí es donde entra la gran contrariedad conflictiva (¿hay contrariedades que no sean conflictivas?), que es si algo fue nuevo alguna vez, aunque después se transformó en moda a través de la imitación simultánea o en serie ‘made in oriente’, entonces en algún momento no fue una moda, sino solo algo innovador y netamente inédito. La copia fue culpa de la globalización. Pero no me gusta echarle la culpa a las modernidades del siglo. Sino que me gusta más echarle la culpa a los gustos de la gente.

Lo que es bonito, nuevo y aceptable, se imita. Lo que no, no. Y así de simple.

No me va a decir ahora que usted preferiría pasearse por ahí con una falda transparente (como una vez vi en una revista de modas: sí, las leo a veces, y no me cuesta confesar que desgraciada o afortunadamente, soy una de las miles de esclavas que la moda tiene por estos días en que casi todo circula con relación a ella), o con un gorro excesivo que golpeara a la persona que se le acercara a menos de cincuenta centímetros.

También hay limites señor. No use corbatas ‘musicales’ porque no se ven bien, y aún no están de moda. ¡Ja!. Caigo entonces en la barata costumbre de aquella costumbre (no se enrede, si quise repetir la palabra, no es un error léxico) de decir que lo que no esta de moda se ve mal. ¿Y por qué?.
Por la misma razón que no es tiempo de porotos graneados en invierno. Por que las cosas no se dan, y a pesar de los intentos en vano de preparar porotos con mazamorra en invierno, no tienen la misma gracia y sazón que en verano, porque simplemente no es el tiempo de la moda de los porotos graneaditos ni de pelarlos gragea por gragea, y los choclos tampoco son ricos en esa temporada, por mucho que los laboratorios se esfuercen en meterles sustancias para que maduren también en invierno.

Y aunque sé que algunos me rebatirán esto que diré a continuación (en el próximo párrafo) lo diré igual porque es lo que pienso, y si no estuviera aquí escribiendo lo que pienso, todo esto de la moda se va al carajo y nadie entiende nada, porque solo hubiera puesto ‘me carga imitar, jodanse todos’ y me hubiera ahorrado tanta verborrea vomitiva acerca de la moda y sus cuestiones; pero no es así, así que aquí va la cosa.

La moda de la música también pasa de moda, aunque esta es una cosa aún más compleja. Me explico: la música puede o no puede pasar de moda, pero sigo pensando que esto depende casi exclusivamente del usuario y en la época en que nazca susodicho. La música kitsch por ejemplo (sin desmerecer a la gente que le agrada ésta música). Aún hay generaciones cantando canciones de Cecilia, e imitando sus besos pateados en el aire al mas puro estilo futbolero; aún hay gente cantando las canciones del Pollo Fuentes, y otras canciones de esa época (piense usted en alguna y le aseguro que más de alguna rondara su cabecita loca y peluda - en algunos casos, quiero decir, por si usted es de esas personas que sufren de alopecia - ).

Con esto, digo que aunque a usted no le agrade cierto tipo de música, tal vez, siempre hay un cierto tipo de inclinación a ella. Como por ejemplo, cuando decimos:

- No me gusta esa música.
- ¿Cuál música?.
- Esa que dice “cha lalala lalala diduduuuu”.

Y es cierto que con eso demostramos que alguna vez tuvimos cierto interés por aquel tipo de música que nos produjo tal repulsión y decidimos no escucharla ni bajarla de internet para uso y deleite personal. Pero sin embargo nos queda grabado lo que no nos gusta e inconscientemente queda registrado. Por eso decimos que cambien la radio cuando la música no nos agrada. Dejamos de bailar aquel tema que nos disgusta musicalmente. Ignoramos a la gente que canta la canción que nos desagrada, hasta que deja de cantarla, o le decimos que lo deje de hacer porque esa canción en cuestión no nos gusta (al menos eso es lo que hago yo, dependiendo del grado de afecto es la intensidad de la voz para la petición de dejar de cantar a la persona que canta).

Pero me estoy yendo por las ramas de nuevo y si no me concentro podría estar horas y horas escribiendo, aunque he dicho muchas cosas con respecto a lo que creo que es la moda, y aún no respondo la pregunta del principio, señores y señoras, niño, niña, dama, caballero y gente en general de cualquier tipo, religión y/o edad. Sin ser quisquillosa ni mucho menos.

Y es que después de pensar tanto en ésta cosa de la moda, se me viene la respuesta a la mente y salta a mis dedos como salmón nadando en un río en la temporada de apareamiento: hay que estar a la moda porque simplemente esté de moda la moda de estar a la moda, y como la enredada frase lo dice, y lo digo yo anteriormente, la moda no es más que la imitación colectiva de algo, ya sea un estilo, un pensamiento o una palabra que se oye y se ve bonita escrita.

2 comentarios:

Revista Burdel Abierto dijo...

genial

me mate de al risa leyendote catalaina!


=)

besitos

:***

Revista Burdel Abierto dijo...

genial!


me mate de al risa Catalaina!

besos y no tome mucho beba moderadamente

=)