miércoles, 23 de noviembre de 2005

¡Me cuesta tanto poner títulos!

Mi corazón se fue a mi estómago la primera vez que lo vi. Latía fuerte y temí que pudiera oirlo. Hablé rápido y volteé. No quise que notara el brillo en mis ojos. Me fui. Más bien huí, como siempre lo hago, y como también, me arrepiento, como siempre lo hago.
Se me hace mucho más fácil ahora hablar con la gente. Pensar como solía hacerlo. Pero siguen apareciendo imágenes fugaces de él en mi mente. Las difumino rápidamente. No quiero volver a pensar en él de la manera en que solía hacerlo. Simplemente no me hace bien, y mi intención es reparar mi corazón, no seguir atormentandolo con recuerdos ni con ilusiones.
Lo estimo, sí. Lo quiero, sí. Pero nada como antes. Al menos el rubor que antes entonaba mi rostro al verlo ya no aparece.
Nuevas etapas. Nuevas aventuras. Lejos, muy lejos de aquí.
No es una huida, un escape, es mas bien un cambio de horizontes, de perspectiva.
Si me preguntan: "¿aún lo amas?". Claro que lo amo, pues el amor nunca desaparece. Como dijo Lavoisier, no desaparece ni se destruye, sino que se transforma. Pero cuesta demasiado transformar los sentimientos, porque el científico sólo dió la pauta para la materia, nunca mencionó los sentimientos. Por eso me gustan tanto los documentales de humanos, porque toman en cuenta todo el ser humanno, no sólo la parte física, sino que también la emocional, la sicológica, la filosofía y fisiología del Ser Humano.

Me cuesta poner títulos, es cierto, pero porque cuando comienzo a escribir no tengo ni la menor idea de donde voy a ir a parar. Si se fijaron, comencé con algo nada que ver con lo que terminé. Pero así soy yo. Cuando comienzo a sentir, no sé dónde voy a ir a parar. El amor no tiene rumbo fijo, aveces se nos hace fácil y placentero, pero la mayoría de las veces el cruel y arbitrario.
Ahora me siento mal, pero sé que tal vez sea todo porque acabo de entrar en el periodo, o tal vez porque mi época no es la mejor del año; pero sé que necesito compañía, no mucha, pero importante. Alguien que esté dispuesto a verme dormir a su lado y que me comprenda como un amigo, pero que sea algo más. Que se comprometa y que me respete. Quiero alguien que me bese cuando lo sienta y que acepte mis besos cuando sea del modo contrario. Que me regale pequeñas grandes cosas: flores pequeñas, no ramos, una tal vez, con eso basta; un dulce Ambrosoli de esos de $10; un par de collets o pinches. No sé. Alguien con quien hablar de cosas sin importancia, pero trascendentales. Alguien que llegue y me mire a los ojos. Alguien que se deje acariciar, que me abrace y que me escuche.

Pido mucho. Pero soñar es gratis.


¿Dónde está él?

sábado, 19 de noviembre de 2005

Super Zise Me 2.0 The Original and Finished!

¿Hasta dónde son responsables éticamente las empresas internacionales de comida rápida por la obesidad de la gente que la consume regularmente, y muchas veces a diario?.

Pues bien. No es que quiera responder rápido la pregunta para así terminar luego el último ensayo de filosofía en mi paso por la siempre irreverente y singular educación media; ni mucho menos desprestigiar a las "nobles" (léase con tono irónico) empresas de "fast-food", es sólo que mi punto de vista no dista mucho con respecto al que se mostraba en el documental.

Estoy de acuerdo con respecto a que dichos locales tengan a disposición del cliente, toda la información necesaria de los nutrientes y calorías de los alimentos que se están consumiendo, pero creo cobardemente innecesario que una persona demande a la empresa porque "la hizo" subir de peso hasta el punto de quedar en la escala de “obesa mórbida”. ¡O sea!. ¿Dónde quedó la capacidad de elección?: "¿voy a un restauran común y corriente, al McDonald's, Kentucky Fried Chiken, o Burger King?". Cada uno puede elegir qué se mete a la boca, qué es lo que traga y qué es lo que digiere (a menos claro que uno viva en condiciones deplorables como para comer todo aquello que se mueva por el suelo, o por el aire). Nadie debe tener más culpa que uno mismo por la comida que se come. Eso de demandar a las empresas de comida rápida porque quisimos echarles la culpa de nuestra propia obesidad es un disparate monumental. Una cobardía, ya que no estaríamos afrontando que el problema es nuestro; que nosotros fuimos quienes llegamos a ese estado y que nadie nos puso la hamburguesa, hot dog, o frituras varias, en la boca.

Por otra parte: sí, es comprensible que de vez en cuando uno quiera “darse un lujito” e ir a esos lugares a comer comida grasosa, chatarra, rápida, o como quieran llamarle (al fin y al cabo es lo mismo para casi todos los casos), pero creo incomprensible que se quiera hacer de esa comida parte de la dieta diaria de una persona. Por eso admiro al que se expuso al peligro inminente de los alimentos McDonaldianos”, porque además de poder haber muerto en el intento de comer por un mes solamente comida del internacionalmente conocido McCáncer, perdón, McDonald’s, pudo haber sido también que la cantidad de colesterol, sal, grasas y otros, lo matase al veinti-algo día, y hubiese sido lamentable no haber visto el feliz final del documental.

Así que. Si bien es cierto que la demanda de esas dos señoritas fue más bien, una especie de broma para la poderosa empresa de McDonald’s (quienes aludieron a la ignorancia que había con respecto de que si las niñas habían consumido todo el tiempo en dicho local), con este documental se demostró qué es lo que puede pasar si se lleva una dieta estrictamente McDonaldística.

Ya sabemos entonces. No se nos vaya a ocurrir tratar de cumplir el sueño de todo niño pequeño (como se decía en el documental), hay que llevar una dieta balanceada, y si usted quiere demandar a McDonald’s por su obesidad mórbida, le aconsejo guardar desde ya todas las boletas de compra. Por lo menos podrá aludir a los derechos del consumidor. ¿No?


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Mi último día de esclavitud escolar.
Mi primer día de libertad condicional.
Mi último día... no sé si fue el mejor... pero tuvo de todo:
alegrías y llantos, caídas extremas junto a un amigo, y vitrineos en el mall para ver qué vestido me cabía (:s), humillaciones y más triste llanto al llegar a mi casa, indiferencia de mi padre =(, y tabletas para dormir, piscola y cigarrillos, retos, conversaciones con mi mamá, expectativas de vida, viajes, plata, dolores de cabeza...


¿y como fueron sus últimos días?

lunes, 14 de noviembre de 2005

Super Zise Me.

¿Hasta dónde son responsables eticamente las empresas internacionales de comida rápida por la obesidad de la gente que la consume regularmente, y muchas veces a diario?. Pues bien. No es que quiera responder rápido la pregunta para así terminar luego el último ensayo de filosofía en mi paso por la siempre irreverente y singular educación media; ni mucho menos desprestigiar a las "nobles" (léase con tono irónico) empresas de "fast food", es sólo que mi punto de vista no dista mucho con respecto al que se mostraba en el documental.
Estoy de acuerdo con respecto a que dichos locales tengan a disposición del cliente, toda la informacion necesaria de los nutrientes y calorías de los alimentos que se están consumiendo, pero creo innecesario que una persona demande a la empresa porque "la hizo" subir de peso exajeradamente. Osea!. ¿Dónde quedó la capacidad de elegir "¿voy a un restaurant común y corriente, al McDonald's, Kentucky fried chiken, o burberg king?", cada uno puede elegir qué se mete a la boca, qué es lo que traga y qué es lo que digiere. Nadie tiene que tener más culpa que uno mismo por la comida que se come. Eso de demandar a las empresas de comida rápida porque quisimos hecharles la culpa de nuestra propia obesidad es un disparate monumental.


...to be continued...

(ultimamente no funciono muy bien, disculpen las molestias)

domingo, 13 de noviembre de 2005

Addicted



Sin palabras. Esa es la única y real descripción del día de ayer. Es que la sensación de una caida libre no tiene comparación alguna. Es simplemente genial. Alucinante. Y si es con buenos amigos mejor todavia.


*Me levante a las ocho de la mañana. Me bañé. Llegó la Frana y tomamos desayuno. Después de eso partimos a buscar a la Estefi a su casa. No hubo vuelta atrás después de eso. El viaje había comenzado. El viaje directamente a tus sentidos y a la adrenalina misma que nos puede brindar este país (porque sin duda hay mejores juegos en otros paises).


... to be continued...

lunes, 7 de noviembre de 2005

Borrador... ?

Henos aquí, de nuevo parados en estos podios y diciendo discursos finales. De ésos que nos marcan a algunos y nos indiferencian a otros. Pero de todas formas siempre algo queda.
No comenzaremos con un "hemos terminado una etapa importante de nuestras vidas" o un "siempre los recordaremos, porque han sido ustedes...". No. Tampoco. Nunca tan trillados, ¿verdad?. Pero algo hay de razón en esos discursos que al final todos dicen lo mismo de una u otra manera: Definitivamente, el colegio fue la base para nuestro porvenir. Y como dijo Mafalda: "¡No permitiré que me decidan el porvenir!". Porque claro, nadie puede decidir tu futuro a menos que seas tu mismo, pero hay quienes sí pueden guiarte por el mejor camino. Los profes, que siempre te inculcaron hábitos con sus tareas y trabajos (ésos que tanto odiamos algunas veces, sí ésos mismos, ¿se acuerdan de las tareas eternas de primero medio?); tutores y hasta incluso los ausiliares, ésas personas bondadosas que siempre te saludaban y te despedían con una sonrisa; ellos quienes te daban el agüíta de hierbas cuando te dolía la panza. ¡Cómo olvidarlos!.

(¡ay, no sirvo para hacer discursos! :s)


to be continued... (igualito que volver al futuro)

domingo, 6 de noviembre de 2005

What I am.




Ah. Aquí estoy de nuevo. Siempre pensando en las mismas cosas. Llego a pensar que me hago más mal hablando conmigo misma, que hablando con los demás. ¿Qué clase de persona soy yo?. Soy hija. Soy amiga. Soy platónica. Soy confidente. Soy hermana. Soy mierda. Soy chocolate. Soy color. Soy alegre. Soy triste. Soy estúpida. Soy inteligente. Soy rabia. Soy melancolía. Soy... al fin y al cabo "Soy yo". Pero, ¿qué soy yo?.
Nunca me he podido responder. ¿Acaso soy la que ama?. ¿Soy la que llora?. ¿Soy la que se emociona mil veces en el día, y llora por eso, con películas de la vida de otra gente?. ¿Soy la que se siente rara después de salir del cine? (¿no les pasa eso a usedes también?...). ¿Soy quién sigue soñando estupideces acerca de un futuro que jamás será posible?. ¿Soy quién, por huir de su vida aquí, tomará un avión y simplemente se irá?. ¿Soy quién es tan cobarde como para no querer seguir aquí, y sí allá?.

¿Quién soy?
No lo sé. Pero...

Quizás soy:

- A la que le gusta encontrarse en el vidrio del auto. Primero los ojos. Luego el resto. Los ojos siempre fueron importantes primero a la hora de encontrar el verdadero yo de alguien especial. Quizás no lo encuentres, pero si lo intuyes, sabes que algo hay, importante y escondido.
- A la que le agrada el aroma tibio del café batido en la tarde, después de un día francamente pésimo.
- A la que después de salir del cine, le vienen unas ganas locas de hablar con cuanta persona se le cruza en el camino, sin doblar, en inglés, y sin subtitulos en español. Como si todos fueran parte de este complot, esta película, que es la vida.
- La que se avergüenza si un hombre extraño la mira demasiado a los ojos, pues puede descubrirme, puede saber mi verdadero yo. Tal vez le gustaría descubrirlo. Tal vez no. Quién sabe.
- La que se demora una eternidad en la ducha.
- La que ama, y calla. La que no dice nada comprometedor a menos que sea demasiado tarde.
- La que duerme toda la noche del mismo lado y despierta con calambres en las piernas (¡ouch!, recuerda comerte un plátano antes de dormirte =x).
- La que no hace la tarea y estudia a última hora.
- La que escucha varia música. Pero la única que la escucha tan variada. (:s)
- La que tiene mil admiradores. Y la que no tiene novio.
- La que todavia sueña que llega Peter Pan en la noche y me invita al País de Nunca Jamás.
- La que todavía extraña. La melancólica del pasado, futuro y presente.


¡Ah!. La vida. Todavía no me da una respuesta.
Una derrepente cree: "yo soy tú, mi vida no es más si no estás conmigo, ¿cómo no te diste cuenta cuánto te necesité?, ¿en qué demonios estabas pensando?".
Y luego.
El tiempo.
Después.
La fobia.
Sí.
Qué raro, no.
La fobia esa de volver a sentir.
Y no crees que pueda volver la sensación a las tripas.
Crees que llega al menos.
Pero se va tan rápido como vino, y sigues pensando siempre en la misma persona.
No te lo sacas de la cabeza.

Pero todavía no sé lo que soy.
¿Saben ustedes lo que son?.

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Noble Señor.




¡Oh afortunada de mi, al haber logrado sobrevivir a tan tamaña desgracia que es el sufrir de un amor no correspondido al tiempo en que se vive!. ¡Cuán misericordioso ha sido el Señor en darme otra oportunidad para manifestar amor y cariño!.
Si he de sufrir por amor, será con el mayor de mis gustos. Ésta señorita de las praderas encantada estará de cumplir con su deber en la vida: Ser Feliz. Porque ése ha de ser el propósito eterno de la humanidad. De nada ha de servir batirse en una lucha etena contra las injusticias si el ser mismo, que en vuestro pecho late, no es congraciado con el don majestuoso que es el compartir la felicidad con el ser amado.

Cartas a mi antiquísimo:

"Mi intención no es abrir la cicatriz nuevamente, ni haré lo que ya el tiempo no me permitió hacer por usted, ni por mi. Esto ya culminó y el corazón ya se interrumpió, vuelta atrás no existe, por más que quiera esta doncella, volver al pasado y hacer las muchas tantas cosas que no hice con usted.
Le estrañaré, estoy segura de eso, pero no me queda más remedio ya, pueto que ya lo he hecho demasiado, e incluso lo esperé.
Noches y noches sentada, sola, en las afueras de mi hogar, pero ya no vendrías. Nunca más. En vano esperé.
Las circunstancias cambiaron. Siempre cambian, y no queda más remedio que adaptarse.
Un gusto haberle conocido. Un gusto haberle amado. Un gusto haber compartido con usted tanas tardes, que en su mayoría fuesen de abril y mayo.
Haga usted su vida Dear Gentleman, que ésta doncella hará la suya.
Si dispone usted de tiempo y ganas, viene y hablamos, o me llama y le contestaré. Si gusta usted, me busca y me encontrará. Dispuesta siempre como buena amiga que me queda ser con su persona y si no, pues bueno, no me importaría soportar un 'Sin Admisión'.

Atentamente.


Doncella"